- Escrito por Edwin Umaña Peña
- Publicado en Novela
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"La doble espiral" de Pacho Restrepo: fronteras del género negro colombiano
La novela "La doble espiral" del escritor Pacho Restrepo ganó el VI Concurso de Novela de Crímenes Medellín Negro en el año 2017. En el panorama de la literatura colombiana actual persiste la dificultad en la difusión de la valiosa literatura que se publica, usualmente en editoriales pequeñas. Si vemos lo ocurrido con esta novela, publicada en la prestigiosa editorial Random House, también en las grandes editoriales hay un criterio, bastante nefasto, donde no es la calidad de la obra motivo suficiente para promover su divulgación.
El devenir reciente de la literatura colombiana está lleno de obras olvidables, ganadoras de premios gracias a la gestión y presión de las grandes editoriales, a influencias personales o simpatías particulares, que ha ocasionado que notables publicaciones hayan pasado desapercibidas para el gran público. Una de estas es "La doble espiral", una novela negra que juega con gran eficacia con las amplias posibilidades que brinda este sub-género literario, a tal punto de incursiona en terrenos de lo histórico y de la ciencia ficción.
La doble espiral de la historia colombiana
La historia de "La doble espiral" ocurre en Bogotá a finales del año 1947. Cuenta la historia de un joven periodista del diario "El Sigilo", que escribe en la sección de crónica roja, y debe cubrir la extraña muerte del sacerdote Pedro García Herrera que ha muerto en la iglesia del Barrio Egipto. Poco a poco, lo que parecía ser un suicidio, se transforma en un crimen que lleva tras de sí la búsqueda de un libro y unos objetos mágicos que pueden conducir a la legendaria "Ciudad de oro" muisca, es decir, al nunca encontrado tesoro de los Muiscas que dio origen a la leyenda de "El Dorado".
Sin embargo, a medida que avanza el relato, el misterio místico-esotérico, que conduce la narración, extiende sus raíces a asuntos complejos que ocurrían en aquellos años, pocos meses antes del hito que partiría en dos la historia de Colombia: el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán y el Bogotazo. Estos asuntos están vinculados a la especulación con las tierras de la sabana, la minería impulsada por poderosas empresas transnacionales y la expulsión de campesinos para apropiarse de sus territorios. Es decir, problemas que persisten en la actualidad.
En la obra se trata de importantes transnacionales de minería que están buscando el tesoro muisca. La búsqueda del libro y los objetos mágicos son el hilo conductor de otro enigma, además del asunto del asesinato del sacerdote, que se remonta a la historia colonial colombiana, a la llegada de los primeros "conquistadores" a la nación Muisca. De esta forma se accede al relato del pintor Alonso de Narvaéz, quién cuenta lo ocurrido con el encomendero Antonio de Santana y su encuentro con los últimos nativos muiscas. Aquí va a hacer aparición uno de los aspectos más destacados de la obra: la historia del pintor Narváez y el cuadro que pinta, el de la Virgen de Chiquinquirá, la patrona religiosa de Colombia.
En la novela se engranan, de forma efectiva, el relato de los crímenes que giran alrededor del libro y los objetos mágicos, con el relato de Alonso de Narváez y su relación con Julia, una mujer indígena muisca, quien será coautora del cuadro y además le revelará el lugar por donde se accede a la Ciudad de Oro. El pintor va a plasmar de forma oculta, en la pintura de la Virgen de Chiquinquirá, un mapa para llegar a este lugar.
El cuadro de la Virgen de Chiquinquirá pintado por Alonso de Narváez en 1555
Dos epicentros geográficos y narrativos
En "La doble espiral" hay dos epicentros que soportan gran parte del relato, dos espacios religiosos muy significativos para la historia y cultura colombianas: la Iglesia de Nuestra Señora de Chiquinquirá, en Boyacá, y la Iglesia del Barrio Egipto, en Bogotá. El tema de la duplicación va a ser un leitmovit, que se intuye desde el título de la obra. Por un lado, esa "doble espiral" de nuestros ancestros muiscas, que nos revela la existencia de una ciudad dorada en un mundo subterráneo, protegido por los espíritus ancestrales, y la noción de lo femenino en la cosmogonía muisca, como principio que rige la naturaleza, que llevan al pintor Alonso de Narváez y al periodista, narrador de la novela, a persistir en mantener el secreto y que jamás sea revelado.
Por otro, la otra espiral, violenta y turbulenta, que conforma la búsqueda de este secreto, tras el que va un grupo al que han pertenecido personajes notables de nuestra historia, "La Gran Fraternidad de los Innumerables". Una violencia que lleva tras de sí el sentido depredador masculino, que en los comienzos de la Colonia sienta las bases de un capitalismo que arrasa con culturas ancestrales, con el paisaje sabanero, con la naturaleza, ambición ciega en búsqueda de riquezas que no duda en destruirlo todo. El periodista descubre que este grupo pervive en aquellos años, 1947 y 1948, y parece ser el responsable de los crímenes que lo persiguen. Crímenes que son ejecutados en complicidad con miembros de la policía bogotana. Es decir, una fraternidad que siempre ha tenido a su servicio a las instituciones del estado.
Entonces, la ficción del relato se entrelaza con la historia turbulenta de aquel naciente año 1948, cuando en Bogotá se daban cita nazis refugiados en Colombia y agentes estadounidenses, unidos en la lucha anti-comunista, empresarios extranjeros en busca de lucrativos negocios aprovechando que Europa estaba destruída, periodistas y políticos colombianos, liberales y conservadores enfrascados en la manifestación pública del odio partidista y la violencia, compinches en privado, para quienes el líder liberal Jorge Eliécer Gaitán siempre fue una amenaza.
En la obra hay referencias a figuras importantes aquella época, algunas lamentables, como el asesino Juan Roa Sierra, otras como el famoso reportero de crónica roja Ximénez, o hasta el mismo "Mamatoco". Hay alusiones a hechos controvertidos de nuestra historia, como el golpe de estado organizado desde la ciudad Pasto para derrocar al Presidente Alfonso López Pumarejo en 1939, que contó con la participación de agentes nazis.
Las verdades y las mentiras en el periodismo colombiano
Sin embargo, hay que destacar otro de los aspectos importantes de esta obra, la mirada al mundo del periodismo y de los grandes períodicos, en este caso a través de lo que ocurre en las intimidades del diario El Sigilo. Los deseos de contar la verdad, que sostienen la pasión del joven periodista, se truncan cuando los títulos de sus artículos y lo que contienen son cambiados en provecho de la orientación ideológica e intereses del períodico para el que trabaja. El director del diario aprovecha cualquier noticia para tergiversar y promover el odio hacia el adversario político, dejando de lado el compromiso con la verdad. Una dinámica que persiste hoy en día en la realidad colombiana, ahora ampliada a los debates en las redes sociales, donde las noticias falsas se divulgan de la mano de la retórica del odio. Se puede ver que este tópico en la obra, el del periodismo en aquellos años, funciona también como la doble imagen, proyección hacia el pasado, de lo que ocurre hoy en día.
La imagen de la doble espiral se proyecta en la estructura interna de la novela, pero también en su planteamiento filosófico-ontológico acerca de esa mirada a la presencia ancestral indígena en las profundas raíces de nuestra historia y nuestra identidad. Raíces que permanecen ocultas en los espacios geográficos significativos de Bogotá y el altiplano cundi-boyacense, y también en nuestra tradición religiosa, transculturada, tras la cual subyace el sentimiento místico espiritual muisca. Una doble espiral que se ve, así mismo, en esa violencia anclada en el inconsciente colombiano desde los tiempos de la conquista, que se lleva por delante al periodista narrador de la obra, y que en la actualidad una parte de nuestro país político persiste en mantener, violencia que se ha vuelto la torpe herramienta que busca impedir que las miradas renovadoras sobre la identidad colombiana puedan ser realidad, como la que hace el escritor Pacho Restrepo en esta gran novela.
El escritor Pacho Restrepo y su novela "La doble espiral"
El escritor Pacho Restrepo se graduó como periodista y trabajó en el diario El Espectador. Desde sus épocas estudiantiles se interesó por la recuperación de la memoria y el pensamiento ancestral indígena. En los años noventa fue fundador y promotor del colectivo "Generacción".
Edwin Umaña Peña
Escritor, guionista y docente universitario.
Autor del libro de cuentos "Amor Sexo Decepción" (2021) y de la novela "La conspiración de los farsantes" (2017).